La lima es, sin duda, el cítrico que menos se conoce y, sin embargo, suele ser un excelente recurso de aroma y sabor para elaborar postres, sorbetes, zumos y pasteles.
Ello se debe a que, bajo su piel rugosa, se esconde una pulpa repleta de jugo ligeramente ácido y con un aroma intenso.
Pero además de estas virtudes, no se debe olvidar que estamos ante un pariente de la naranja, el pomelo o el limón y, por tanto, también resulta muy beneficiosa para la salud. En concreto, se trata de una fruta rica en vitamina C y sales minerales como el potasio, el calcio y el fósforo, que tomada con regularidad refuerza el sistema inmunitario, regula la tensión arterial y mejora el tránsito intestinal.
La lima se mantiene bien hasta tres semanas en un lugar fresco y ventilado, pero nunca dentro del frigorífico porque el frío merma su jugo.
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